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El agua embotellada es uno de los productos de mayor consumo dentro del sector de las bebidas, y, uno de los más exigentes en cuanto a calidad. A diferencia de otras industrias, en las que el agua actúa como recurso auxiliar, en el embotellado el agua es el producto final. Esto implica que cualquier alteración, impureza o desajuste en sus parámetros físico-químicos y microbiológicos puede comprometer directamente su comercialización, su percepción por parte del consumidor y, en última instancia, la salud pública.

En este contexto, la normativa aplicable resulta especialmente estricta. A nivel europeo, la Directiva (UE) 2020/2184 relativa a la calidad del agua destinada al consumo humano, junto con su transposición a las legislaciones nacionales, establece los criterios que debe cumplir el agua destinada al embotellado. Adicionalmente, en función de su origen y tratamiento, pueden aplicarse normativas específicas como la relativa a aguas minerales naturales y aguas de manantial, reguladas por el Real Decreto 1798/2010 en el caso de España.

Los requisitos incluyen, entre otros:

  • Ausencia de microorganismos patógenos.
  • Límites estrictos para contaminantes químicos y subproductos de tratamiento.
  • Estabilidad del perfil organoléptico (olor, sabor, color).
  • Composición mineral controlada, tanto desde el punto de vista legal como nutricional.

Ante estas exigencias, la elección de las tecnologías de tratamiento de agua se convierte en una decisión fundamental. Cada fuente de agua —ya sea subterránea, superficial o de red— presenta características diferentes que deben ser corregidas o estabilizadas mediante una línea de tratamiento adecuada. La industria del embotellado, por tanto, requiere de soluciones diseñadas a medida, que combinen fiabilidad operativa, cumplimiento normativo y eficiencia energética.

Tratamiento de agua para embotellado: una cadena tecnológica al servicio de la calidad

En función de las características del agua bruta y del tipo de producto final deseado, el tratamiento del agua destinada al embotellado puede requerir la aplicación de diversas tecnologías. Entre las más empleadas destacan:

  • Ósmosis inversa: La Ósmosis Inversa permite la eliminación de sales disueltas, compuestos orgánicos, microorganismos y metales pesados. Es especialmente útil cuando se parte de aguas con una mineralización elevada o con presencia de contaminantes.
  • Desgasificación: Se utiliza para reducir la concentración de gases como el dióxido de carbono, el oxígeno disuelto o el sulfuro de hidrógeno, que pueden afectar la estabilidad química del agua y su sabor, así como causar problemas en el envasado.
  • Remineralización: Tras la purificación intensiva, es necesario ajustar el perfil mineral del agua para cumplir con los parámetros legales y mejorar las características organolépticas. Este proceso permite personalizar el “carácter” del agua embotellada.
  • Filtración y desinfección final: Procesos como la microfiltración, la luz ultravioleta o la ozonización garantizan la estabilidad microbiológica hasta el momento del envasado.

La correcta secuenciación de estas tecnologías, así como su dimensionamiento y control, son determinantes para asegurar la calidad constante del agua embotellada, algo que el consumidor da por hecho, pero que implica un complejo trabajo técnico detrás.

Parámetros clave en la calidad del agua embotellada

El control de calidad del agua destinada al embotellado exige una vigilancia continua y precisa de múltiples parámetros. Estos criterios están definidos tanto por la legislación vigente como por los estándares del propio sector, que busca garantizar un producto final seguro, estable y aceptado por el consumidor.

A continuación, se enumeran los parámetros más relevantes divididos por tipología:

1. Parámetros físico-químicos:

  • pH: Idealmente entre 6,5 y 8,5. Influye en la estabilidad del agua y en la corrosividad del sistema.
  • Conductividad: Relacionada con el contenido salino total; aguas de baja mineralización deben estar por debajo de 500 μS/cm.
  • Turbidez: Indicador visual de la presencia de sólidos; debe ser inferior a 1 NTU.
  • Color y olor: Deben ser neutros; cualquier desviación puede indicar contaminación o descomposición de materia orgánica.

2. Parámetros químicos:

  • Sólidos disueltos totales (TDS): Relacionados con el sabor y la clasificación del agua (baja, media o alta mineralización).
  • Iones específicos:
    • Calcio y magnesio (dureza)
    • Sodio y potasio
    • Cloruros, sulfatos y nitratos (los nitratos deben mantenerse < 50 mg/L)
  • Metales pesados:
    • Hierro, manganeso, plomo, arsénico, cadmio (todos en concentraciones muy bajas o no detectables)

3. Parámetros microbiológicos:

  • Ausencia total de:
    • Escherichia Coli
    • Enterococcus spp.
    • Bacterias coliformes totales.
  • Recuento total de bacterias a 22 °C y 37 °C dentro de límites legales

4. Otros parámetros relevantes:

  • Oxígeno disuelto y CO₂ libre: Pueden afectar la estabilidad y sabor del agua, así como el proceso de embotellado.
  • TOC (Carbono Orgánico Total): Indicador del contenido de materia orgánica. Fundamental para prevenir desarrollo microbiano.
  • Pesticidas y subproductos de desinfección: Deben estar ausentes o muy por debajo de los límites normativos.

5. Parámetros organolépticos y estéticos:

  • Sabor: Debe ser neutro o característico del tipo de agua embotellada (mineral natural, de manantial…).
  • Olor: Inexistente o agradable, sin notas metálicas, cloradas ni terrosas.

 

Caso de éxito: Planta de tratamiento de agua para embotellado con garantía alimentaria

 

Vista 3D Planta RO

Vista 3D Planta RO

 

En su firme compromiso con la innovación y el suministro de soluciones adaptadas a sectores críticos, J. Huesa Water Technology ha diseñado, fabricado y suministrado una planta de tratamiento de agua de alta capacidad (36 m³/h) para una compañía especializada en el embotellado de agua de consumo humano. Esta instalación garantiza un tratamiento seguro, estable y conforme con los estándares más exigentes de la normativa alimentaria y las buenas prácticas de fabricación.

Diseño higiénico y montaje compacto

La planta ha sido desarrollada bajo un enfoque de ingeniería compacta e higiénica, siendo implementada sobre un skid de acero inoxidable AISI 316, con acabados aptos para contacto con agua de calidad alimentaria.

Esta disposición permite:

  • Facilitar la instalación plug & play en las líneas de proceso.
  • Minimizar riesgos de contaminación cruzada.
  • Optimizar el mantenimiento preventivo y la accesibilidad operativa.

El diseño sobre skid, además, favorece la integración de instrumentación, sistemas de control y automatización en un conjunto compacto y robusto, preparado para entornos industriales con alta exigencia en limpieza y trazabilidad.

 

Detalle Válvula Clamp

Detalle Válvula Clamp

Línea de tratamiento implementado

La línea de tratamiento implementado por J. Huesa responde a una necesidad crítica: obtener un agua microbiológicamente segura, con bajo contenido de sólidos disueltos y ajustada en su perfil mineral para garantizar estabilidad, sabor y cumplimiento normativo.

1. Ósmosis inversa de doble etapa

Vista planta Ósmosis Inversa

Vista planta Ósmosis Inversa

 

Se ha implementado un sistema de ósmosis inversa en dos etapas para maximizar la tasa de recuperación de agua y garantizar una reducción drástica de sólidos disueltos totales (TDS), así como de microorganismos, metales y compuestos orgánicos. La doble etapa permite alcanzar:

  • Mayor eficiencia de rechazo iónico.
  • Reducción del consumo específico de energía.
  • Menor ensuciamiento y prolongación de la vida útil de las membranas.

Este módulo está automatizado con instrumentación de control de presión, conductividad, caudal y detección de fugas de permeado, con registro continuo de datos para trazabilidad.

 

Detalle bombas alta y baja presión

Detalle bombas alta y baja presión

 

2. Desgasificación

Como solución avanzada para la estabilización del agua, se ha integrado un sistema de desgasificación mediante contactores de membrana, tecnología no invasiva y altamente eficiente que permite eliminar gases disueltos como dióxido de carbono (CO₂. Esta tecnología ofrece:

  • Alta eficiencia de transferencia de masa y mínimo consumo energético.
  • Mejora del control del pH sin intervención química
  • Prevención de oxidación y limitación del riesgo microbiológico en línea.

Los contactores de membrana utilizados cuentan con materiales certificados para uso alimentario, y están integrados en el sistema de control automático para garantizar un funcionamiento continuo y seguro.

 

Vista planta desgasificación

Vista planta desgasificación

 

3. Remineralización

Para cumplir con los requisitos normativos y organolépticos del producto final, se ha incorporado un módulo de remineralización, que permite ajustar con precisión la presencia de calcio, magnesio y otros minerales esenciales, asegurando:

  • La clasificación del agua como potable y su correcta etiquetación nutricional.
  • La compatibilidad con los estándares de cada lote de producción.
  • La mejora en la percepción sensorial del agua embotellada.

El sistema está diseñado para funcionar de forma sincronizada con la demanda del proceso de embotellado, adaptando la dosificación y remineralización a la calidad del agua tratada en tiempo real.

Tecnología e higiene alimentaria al servicio del agua embotellada

Esta planta constituye un caso representativo del know-how de J. Huesa Water Technology en la concepción y ejecución de soluciones avanzadas de tratamiento de agua, especialmente adaptadas a los requerimientos de la industria alimentaria y de bebidas, donde la seguridad, la estabilidad y la trazabilidad del agua son factores críticos para la excelencia del producto final.

La instalación combina de forma integrada:

  • Diseño higiénico sobre skid en acero inoxidable en calidad alimentaria, robusto, compacto y completamente accesible para labores de limpieza y mantenimiento preventivo. Un estándar que cumple con las exigencias del sector en cuanto a seguridad sanitaria, resistencia a la corrosión y facilidad de integración en entornos de producción certificados.
  • Tecnologías de tratamiento de última generación, como la ósmosis inversa de doble etapa y la desgasificación por contactores de membrana, que permiten alcanzar una calidad de agua excepcional, lo que se traduce en un producto final más natural, seguro y competitivo.
  • Sistemas avanzados de automatización e instrumentación inteligente, que dotan a la planta de una operativa completamente monitorizada, con registro de datos crítico para la trazabilidad, alarmas en tiempo real, capacidad de autodiagnóstico y comunicación directa con sistemas SCADA o MES de planta.

Además, el enfoque de J. Huesa no se limita al suministro de equipos: abarca el ciclo completo del agua, desde el análisis de la calidad fuente hasta el postratamiento, integrando ingeniería a medida, fabricación propia, pilotajes de validación, puesta en marcha y asistencia técnica postventa, todo ello ejecutado por un equipo multidisciplinar con amplia experiencia en entornos regulados.

El compromiso con la calidad, la innovación constante y una visión centrada en la sostenibilidad convierten a J. Huesa en un aliado clave para garantizar la competitividad de la industria alimentaria en un entorno cada vez más exigente desde el punto de vista normativo, técnico y ambiental.

Con esta solución, J. Huesa reafirma su capacidad de ofrecer plantas llave en mano con estándares alimentarios, preparadas para responder con fiabilidad a los desafíos del mercado global de bebidas y consumo humano.

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