La electrodiálisis es un proceso de separación electroquímica en el que los iones son transferidos a través de membranas de intercambio iónico por medio de una corriente continua.
En este caso, las membranas poseen grupos iónicos fijados en ella de forma que permiten el paso de los iones que tienen carga opuesta a la suya y siempre desde la solución menos concentrada a la más concentrada, lo que puede provocar importantes concentraciones salinas alrededor de las membranas, originando precipitaciones e incluso incrustaciones.
Para evitar estos problemas, surge la electrodiálisis reversible (EDR) que consiste en realizar cambios periódicos de la polaridad de los electrodos (tres o cuatro veces cada hora). Esta reversión funciona como sistema de autolimpieza de las membranas.
En función de la tipología y disposición de las membranas se consiguen unos resultados u otros en el tratamiento del agua.