En respuesta a los requerimientos de agua de una empresa puntera del sector automovilístico, que tiene que tratar el vertido del agua procedente de los rechazos de las instalaciones de ósmosis inversa, J.HUESA ha apostado por el tratamiento de Ósmosis Inversa. El objetivo de esta instalación, preparada para tratar 46 m3/h es obtener caudales nominales de agua osmotizada de 30 m3/h para ser utilizada en la cadena de pintura dentro del proceso productivo de la factoría.
La instalación está dotada de una filtración previa para asegurar la integridad de las membranas. Esta consta de 2 bombas, una que impulsa el agua desde el depósito de acumulación hasta la instalación; y otra, preparada para trabajar a altas presiones, que conduce el agua hacia las membranas. Esta bomba está regulada por un variador de frecuencia enclavado a un transmisor de presión. Adicionalmente se dosifica antiincrustante y secuestrante para proteger las membranas. Y, posteriormente, hay un prefiltro de seguridad que utiliza cartuchos bobinados con un paso de 5 micras. Para así retener las partículas en suspensión de diámetro mayor al poro de las membranas. Para posibilitar las limpiezas por etapas, esta instalación posee un equipo de lavado independiente con agua osmotizada.
Tanto el agua de entrada a la planta como el agua tratada que utiliza el cliente en su proceso productivo, son controladas exhaustivamente por equipos de medición de conductividad. Así como rédox, pH y fluorescencia. Además, dispone de los elementos necesarios para mantener un control real e instantáneo sobre los caudales de entrada y salida. Esto permite verificar el correcto funcionamiento de la instalación. Todos estos elementos están controlados por un autómata de Siemens.
J. HUESA contribuye, con esta instalación a reutilizar el agua procedente del rechazo de las instalaciones de ósmosis inversa.
Aportando las siguientes ventajas competitivas al cliente final:
– El sistema trabaja en continuo, sin necesidad de regeneración. Además de ser totalmente automático (puede trabajar hasta 24 horas diarias con una supervisión mínima).
– No se producen vertidos tóxicos, peligrosos o contaminantes para el medio ambiente y los productos fungibles son escasos.